jueves, 7 de abril de 2011

Aprendizaje Natural por Ricardo Ros

Aprendizaje natural, por Ricardo Ros

Ricardo Ros

Uno de los mayores problemas con el que se enfrentan los estudiantes es el de
dejar que su mente aprenda de forma natural, de forma espontánea. El sistema
escolar se empeña en dar técnicas de estudio, cuando la mejor técnica de estudia
es aquella que no existe. En este artículo se aboga por el aprendizaje integral,
aquel que utilizamos todos de forma espontánea para aprender en la vida
cotidiana y que dejamos de utilizar en relación con el aprendizaje escolar.






Los niños tienen, por su propia naturaleza, un extraordinario interés por
aprender cosas nuevas y una facilidad pasmosa para hacerlo. Durante la primera
infancia, los seres humanos aprendemos mas del 80% de todo lo que aprenderemos
durante nuestra vida. Millones de neuronas establecen conexiones sinápticas,
creando nuevos y nuevos conocimientos. Los niños van integrando todos estos
conocimientos hasta desarrollar una visión del mundo que les permita sobrevivir.
Y estos conocimientos los van adaptando a gran velocidad –el cerebro humano o
aprende rápido o no aprende- de forma completamente natural, sin hacer nada
especial, sin utilizar ninguna técnica. Millones de nuevos aprendizajes se van
acumulando, desde el aprendizaje del idioma materno, hasta aprender a atarse los
cordones de los zapatos.

Esto es así hasta que llegan a la escuela. Porque cuando llegan a la escuela se
les enseña a hacer las cosas de otra manera. En primer lugar, de dar preferencia
absoluta a sus sentidos, pasan a tener que dar preferencia exclusiva a su
cabeza, a su parte más racional. Los seres humanos nos ponemos en comunicación
con el mundo a través de los sentidos. El niño, desde que nace, aprende a través
de los sentidos. La escuela le obliga a alejarse de su sistema natural de
aprendizaje, a través de los sentidos, para pasar a aprender sólo con la cabeza.

En segundo lugar, desde que nació, el niño ha aprendido de forma relajada,
utilizando frecuencias cerebrales bajas. Científicamente se ha demostrado que se
aprende mejor y más rápido cuando nuestro cerebro se sitúa alrededor de los
10Hz. Un niño de ocho años está prácticamente siempre en 10Hz, completamente
concentrado en lo que está haciendo. En el colegio se le obliga a subir la
frecuencia cerebral, con lo que pierde concentración y rendimiento.

En tercer lugar, el niño ha aprendido moviéndose, a través de su expresión
corporal, con ritmo y música. En el colegio se le obliga a estar sentado y
quieto, sin hablar, como si fuera una estatua pasiva.

En cuarto lugar, el niño ha aprendido de forma integrada, unificada, mientras
que en el colegio su aprendizaje es parcial, separado por asignaturas o
materias. Hasta ese momento, el niño ha aprendido de su entorno, de la vida
cotidiana. En el colegio aprende de forma teórica, sin conexión con su propia
realidad.

En quinto lugar, el niño ha aprendido a través del juego, de forma alegre y
desprecoupada, mientras que cuando llega al colegio se le presenta el
aprendizaje como una obligación, como algo que sólo puede hacerlo a fuerza de
voluntad, algo difícil y arduo, que conlleva sacrificio.

En sexto lugar, el niño memoriza por asociación de ideas, de conceptos, de
sentimientos, mientras que en la escuela se le obliga a memorizar por
repetición.

En resumen, podemos decir que de usar la fantasía, la diversión, los sentidos,
las vivencias, se les obliga a utilizar sólo su raciocinio. Incluso en
asignaturas como música o gimnasia, se les obliga a utilizar su parte más
racional. De un aprendizaje natural se pasa a un aprendizaje artificial. Y ahí
empiezan los problemas, las inadaptaciones, los fracasos, las dificultades.

Lo mismo podríamos decir del entorno del aprendizaje. El aula escolar es lo
menos apropiado para aprender. Habitaciones llenas de mesas y sillas, sin
espacio físico para moverse, niños encajonados, obligados a permanecer quietos
durante horas. ¿Se imaginan si se obligara a un niño a aprender a hablar o a
andar en esas condiciones? La sociedad está cada vez más concienciada respecto a
los malos tratos, pero ¿no son malos tratos obligar a los niños a la tortura de
estarse quietos, cuando su instinto natural es moverse líbremente?

Devolver la naturalidad al aprendizaje es un reto para todos los profesionales
de la enseñanza.

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